Esto de correr es una comedura de coco total. Cada vez que salgo obsesionado con cómo me encuentro, se me hace largo, se me hace corto, me encuentro bien, no me encuentro bien, voy fino, no voy fino, pulso alto, pulso bajo... Y en las carreras ni te cuento. Siempre hay una excusa para una marca que no te gusta.
El otro día Asier (otro viajero a NY este año) me pasó este gráfico de 'maquillaje' de marcas que es muy bueno y muy real.
Vamos, que estás todo el rato con lo mismo. Y el caso es que se pasa de la desesperación a la euforia en dos días. Por ejemplo, el domingo pasado salimos a hacer una larga. Calor, que me sienta de pena, y aunque no esté muy mal pienso que lo voy a estar; cansado de haber hecho ejercicio el día anterior, que también te sugestiona... Total, que para el km 8 quería ya pedir un taxi. Hasta el 17 pensando cómo cojones voy a hacer yo un maratón si no soy capaz de hacer 20 decentemente. Y la de arena (o la de cal, nunca lo he sabido) ha venido esta semana con dos días de entrenamiento intensos, en los que me he visto fuerte y que podía más, y es cuando empiezas a pensar que esto de correr es una gozada... hasta que llegue otro día malo.
Bueno, pues a ver si soy capaz de mantener la cabeza fuerte, rebajando euforias y racionalizando los momentos malos, porque es la clave para poder aguantar un entrenamiento tan largo.
sábado, 10 de agosto de 2013
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